Las ceremonias han formado parte de los Juegos desde los tiempos de la Antigua Grecia, pero sólo en las últimas décadas, empezando por Moscú 1980, la Ceremonia de Apertura se convirtió en el gran espectáculo que conocemos hoy, el cual entretiene a millones de personas alrededor del mundo cada cuatro años. Aunque la parte más artística está en manos del país anfitrión, hay un estricto protocolo que no puede ser modificado y que se aplica a todas las ediciones Olímpicas. La ceremonia tiene que comenzar con el izado de las banderas y con el himno nacional del país anfitrión; seguido de un espectáculo que incluye elementos de la cultura y tradición local con referencias al espíritu Olímpico. El final del espectáculo marca el comienzo de la parte más tradicional de la ceremonia, que incluye el desfile de los países participantes, los cuales hacen su aparición en orden alfabético; excepto Grecia que siempre entra primero al estadio y el país anfitrión, que es el último. Una vez que todas los países entran al estadio, los Presidentes del Comité Olímpico Organizador y del Comité Olímpico Internacional pronuncian sus discursos, seguidos de una declaración de la apertura oficial de los Juegos por el Jefe de Estado del país anfitrión. Después de que la bandera Olímpica se ice y suene el himno Olímpico, un atleta y un juez hacen un juramento de respetar y acatar las normas en nombre de todos los participantes de Juegos. Por último, la antorcha olímpica llega al estadio y pasa de un deportista a otro hasta al último portador, el cual tiene el honor de encender el pebetero olímpico.